PRÁCTICA DOCENTE, INEM FELIPE PÉREZ



INFORME FINAL PRÁCTICA DOCENTE

Presentado por:
CÉSAR HERNANDO AGUDELO
ANDREA PARRA VÉLEZ


PRESENTACIÓN

El presente informe da cuenta de los objetivos de las prácticas desarrolladas en la institución educativa Inem Felipe Pérez, en la asignatura de lengua castellana, con los estudiantes del grado 6-06; a cargo de los estudiantes Andrea Parra Vélez y césar Hernando Agudelo, esto como parte de nuestro proceso formativo como Licenciados en español y literatura.


OBJETIVO GENERAL:

Sistematizar una práctica pedagógica parcial realizada en la institución educativa Inem Felipe Pérez, acerca de la importancia de la literatura.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

·         Reflexionar entorno a la importancia y la necesidad del estudio de la literatura.
·         Comprender y producir textos literarios a partir del conocimiento e interiorización de su estructura y  funcionalidad.
·         Contextualizar la literatura con la realidad de los estudiantes para incentivar en ellos el interés y la imaginación literaria.


Planeaciones clases

Sesión pedagógica, Viernes 9 de Noviembre

1.    Presentación docentes  y propuesta de trabajo.
2.    Activación de saberes previos
3.    Explicación acerca de qué es literatura, su funcionalidad y sus características.
4.    Construcción grupal del concepto “Literatura” a partir de lo estudiado.
5.    Evaluación, responder en parejas qué es literatura, cuáles son sus características y evidenciarlas en un texto.


Sesión pedagógica, Viernes 16 de Noviembre

1.    ¿Qué es un cuento? Y ¿cuál es su estructura?
2.    Diferencia cuento fantástico y el cuento de terror.
3.    Elementos del cuento de terror.
4.    Tipos de narrador presentes en el cuento.
5.    Reconocimiento del escritor Horacio Quiroga.
6.    Lectura del cuento de terror “El almohadón de plumas” de Horacio Quiroga.
7.    Identificación del tipo de narrador y del vocabulario desconocido en cuento de Quiroga.
8.    Evaluación: Producción de un cuento de terror a partir de tres imágenes, teniendo en cuenta lo explicado en clase.


Sesión pedagógica,  Viernes 23 de Noviembre

1.    Culminación de la producción del cuento de terror.
2.    Repaso clase anterior.
3.    Explicación de la maroestructura como un método para resumir y apropiar textos a partir del cuento: “tras la puerta del hospital”.
4.    Evaluación: Aplicación de lo explicado al cuento “Una noche de luna llena”.


OBSERVACIONES:

Sesión pedagógica, viernes 9 de noviembre

Se da inicio a esta clase siendo las 12:50 pm se procede a hacer la respectiva presentación de los docentes y a entregar a cada alumno una hoja con la presentación de las actividades que se van a realizar con ellos,  cuanto tiempo y para qué les van a servir éstas.
Desde el inicio se percibe una buena  acogida del grupo, todos los estudiantes  estaban a la expectativa y se mostraron muy receptivos frente a la propuesta de trabajo que se les llevó. De este modo se logra llevar a cabo las actividades que se tenían programadas, en las cuales colaboraron la mayoría de los estudiantes del curso (porque algunos no estaban presentes) y consistían según la planeación en trabajar con ellos el concepto de literatura para lograr que apropiaran su importancia, funcionalidad y características.  Realmente el grupo 6-06 de  esta institución es muy participativo, en general  y demuestran constante interés hacia lo que se les enseña.

Para evaluar lo enseñado en la clase, se les llevó dos párrafos en los que ellos debían identificar, cuál era literatura y cuál no. Proponiendo una definición de la misma y algunas características encontradas en el párrafo literario.

Para finalizar esta sesión se les dice a los estudiantes que en la próxima clase se abordará la literatura desde el cuento de terror.



Sesión pedagógica, Viernes 16 Noviembre

Se da inicio a la clase siendo las 12:50 pm, se hace el respectivo llamado a lista, se escribe en el tablero, con la ayuda de los estudiantes un breve recordéis de la sesión pedagógica anterior acerca de la conceptualización de la literatura para proceder a definir el cuento y algunos aspectos que posee  éste como texto literario. Entre los estudiantes y los dos profesores dirigentes de la clase establece el concepto y la estructura del cuento, particularmente el cuento de terror, sin dejar de lado el tipo de narrador que encontramos en estos cuentos. Inicialmente, se hizo un breve reconocimiento al escritor Horacio Quiroga  y se procedió a leer   “El almohadón de plumas” y los alumnos debieron responder algunas preguntas respecto a éste. En este punto hubo dos estudiantes que mostraron indiferencia ante la actividad y se debió hacerles un acompañamiento durante la misma para motivarlos (Kevin Andrés Mosquera Quinto y Sebastián Hurtado).

 Finalmente,  para evaluar en esta clase la producción textual, los estudiantes debieron                       crear un cuento de terror a partir de tres imágenes que se les dieron, estas estarán adjuntas al presente informe en la parte final.
No obstante, se les informa que la próxima clase aprenderemos a resumir un texto siguiendo con la dinámica del cuento de terror.


Sesión pedagógica, Viernes 23 de Noviembre

Esta última sesión pedagógica da inicio a las 12:52 pm, se hace el respectivo llamado a lista, se escribe en el tablero la consigna pedagógica para esta sesión, los estudiantes reciben a los dos docentes con mucho entusiasmo y se observa en ellos una gran emoción porque ya saben quienes fueron promovidos de grado y quienes no, en medio de toda esa alegría no tenían mucha disposición para trabajar argumentando estar cansados, pero los docentes logran convencerlos para poner su mayor empeño en las actividades que a continuación realizaron:

En compañía de los docentes se hizo la lectura de un cuento de terror  y se fue resumiendo con éste mismo con ellos. El cuento trabajado fue “Tras la puerta del hospital” del escritor colombiano Jorge Leal.

Finalmente, se procede a evaluar con otro cuento del mismo escritor, pero esta vez son ellos solos quienes  deberán resumirlo sin omitir información relevante, teniendo en cuenta la explicación con el texto anterior consistente en abordar la macroestructura del cuento es decir, la información más relevante de éste.

En general, la mayoría de los estudiantes logran cumplir el objetivo de la clase (resumir el cuento sin omitir información importante), unos pocos por el contrario no tenían muchas ganas de trabajar y lo que hicieron en el transcurso de la clase fue relativamente poco.

Finalmente, para este día la labor se tornó mucho más amena por cuanto había más confianza y seguridad con el grupo.

   

Conclusiones:

·         Se logran llevar a cabo todas las actividades y objetivos propuestos en la mayoría de los estudiantes ya que en las tres sesiones pedagógicas se mostraron muy receptivos ante los contenidos propuestos.

·         Es importante adecuar los contenidos y el lenguaje según el grado de  escolaridad de los estudiantes.

·         Aprendimos un poco de cómo debe ser el acercamiento a los jóvenes de tal modo que genere motivación en ellos.

·         Es importante el trabajo en grupo para que ellos den cuenta de lo explicado en clase ya que de este modo se muestran más entusiasmados para hacerlo.

·         El componente lúdico debe estar siempre presente en nuestras sesiones pedagógicas porque de este modo se incentiva y se genera interés en los estudiantes ante lo propuesto por el/la docente.



Algunas Sugerencias:

· Se debe llevar un trabajo más minucioso y dedicado  con dos estudiantes particularmente, quienes mostraban ciertas dificultades para desarrollar las diferentes actividades propuestas en las tres sesiones pedagógicas.

·         Dialogar un poco más con los estudiantes acerca de la importancia del plan lector en la asignatura de Lengua castellana para que los estudiantes desarrollen y/o mejoren las competencias comunicativas.

·         Trabajar constantemente la producción textual en los estudiantes para lograr en ellos un avance en algunas falencias ortográficas y de redacción.




ANEXOS

Actividades propuestas para las tres sesiones pedagógicas:

Sesión pedagógica 9 Noviembre de 2012:

Los estudiantes debían seleccionar de estos dos párrafos cuál de los dos era literatura y por qué, teniendo en cuenta las explicaciones dadas en esta primera clase.




Los dos párrafos para dicha actividad fueron:

“Hace unos meses, en una mañana como ésta, lanzamos por primera vez nuestro bote al agua, el mar estaba calmo y el día era fresco y soleado. Mis tres compañeros y yo creíamos que iba a ser fácil navegar por este “mar del conocimiento”, pero muchas aventuras nos esperaban, así como dificultades, alegrías, retos; pero sobre todo, experiencia. Pronto nos dimos cuenta que navegar en alta mar no era lo mismo que surfear por sus orillas, y que para tener éxito y llegar a nuestro destino el trabajo en equipo era vital. Ahora preferimos aprender en grupo; si no sé algo mis amigos me explican y cuando ellos no saben yo les ayudo. Además nuestra amistad se ha fortalecido, hemos aprendido a escucharnos y ahora somos más tolerantes”.

(Fragmento, narración anónima).


“Todas las familias felices se parecen entre sí, del mismo modo en que las desgraciadas lo son, cada una a su manera.
En casa de los Oblonsky reina un completo trastorno. Al enterarse la princesa de que el marido sostenía relaciones amorosas con una francesa que había sido institutriz de sus hijos, le había manifestado que no podía seguir viviendo con él bajo el mismo techo”…

(Ana Karenina, Leon Toltoi)




A continuación se mostrará uno de los trabajos de esta primera sesión pedagógica, de los estudiantes César Augusto Marín Gaviria y Juan Carlos Gañan Bueno, quienes trabajaron muy bien durante todo el proceso y se interesaron por preguntar las constantes dudas que se les presentaban durante éste.


Sesión pedagógica Viernes 16 de Noviembre

Cuento abordado en clase para identificar lo elementos de terror:



EL ALMOHADÓN DE PLUMAS


Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.
La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso -frisos, columnas y estatuas de mármol- producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.
Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.
-No sé -le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja-. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vómitos, nada... Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su dirección.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
-¡Jordán! ¡Jordán! -clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.
-¡Soy yo, Alicia, soy yo!
Alicia lo miró con extravió, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.
-Pst... -se encogió de hombros desalentado su médico-. Es un caso serio... poco hay que hacer...
-¡Sólo eso me faltaba! -resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
-¡Señor! -llamó a Jordán en voz baja-. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Parecen picaduras -murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
-Levántelo a la luz -le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
-¿Qué hay? -murmuró con la voz ronca.
Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
-Pesa mucho  -articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.
Con respecto al cuento anterior:

Responder:
1)         ¿Cuál es el tipo de narrador?
2)       ¿Pro qué éste es un cuento de terror?
3)       Identifique la fase de inicio, de desarrollo y la fase final en el cuento.
4)       Haga una pequeña lista de las palabras desconocidas, trate de definirlas y elabore una oración con cada una de ellas.









A continuación, uno de los trabajos hechos por el estudiante Brayan Alexis arias Londoño, a quien se le hacen algunas correcciones de ortografía, pero logra llevar a cabo el objetivo de esta evaluación consistente en crear un cuento de terror a partir de tres imágenes dadas en la clase y decir el tipo de narrador del mismo.






 


Sesión Pedagógica Viernes 23 de Noviembre
Se trabajó el cuento del escritor colombiano Jorge Leal “tras la puerta del hospital” para dar la pertinente explicación de cómo resumir un texto, en este caso un cuento. El resumen de éste fue hecho en el tablero y entre todos (alumnos y docentes) con el fin de que se comprendiera la consistencia del ejercicio para la posterior evaluación; el cuento fue el siguiente:
TRAS LA PUERTA DE HOSPITAL


Hacía muchos años que Enrique no iba al hospital.  Al entrar empezó a recordar: la sala de espera, el corredor ancho, la ventanilla del banco de sangre, la escalera que iba hasta el segundo piso. Cuando creyó encontrar la sala de medicina general, le informaron que ésta se encontraba ahora en el otro extremo del edificio. 

Recordó que había un pasillo que atravesaba todo el hospital. Caminó lentamente porque no estaba seguro  en qué parte se encontraba, pero al ver una puerta ancha con ventana, la reconoció.  Estaba abierta, la cruzó y salió en un lugar oscuro. El pasillo era un túnel sin luz, y solamente la claridad que entraba por la puerta permitía ver unos metros de él. 
  
Enrique se detuvo allí mismo, no podía ir por aquel lugar. Le pareció extraño que estuviera oscuro. Pensaba en eso cuando distinguió que algo que se desplazaba por la oscuridad iba rumbo a él. En un primer instante no distinguió bien qué era, tenía un color muy claro, pues resaltaba en la oscuridad, era algo blancuzco.   Aquello bajaba y subía levemente como si viniera volando, y cuando Enrique distinguió un rostro horrendo en aquella cosa, se le erizó la piel de terror. 
Giró para salir pero no pudo, pues sin que lo percibiera, la puerta se había cerrado sigilosamente tras él.  Intentó abrirla mientras pedía auxilio a los gritos. Desesperado, empezó a golpear la ventana, y de pronto apareció una cara del otro lado; era un vigilante, que al ver la desesperación de Enrique, y al notar algo espantoso que lo hizo retroceder un paso, intentó abrir la puerta también, y al tirar de ella lo consiguió.   Enrique casi se lo lleva por delante al salir, mas el vigilante lo tomó de un brazo.

- ¿Cómo entró ahí? - le preguntó el vigilante -. Esa parte del hospital está cerrada, ¿cómo abrió la puerta?
- Estaba… estaba abierta - respondió Enrique, con la respiración agitada por el miedo. El vigilante lo examinó con la vista. Confiando en que decía la verdad, el hombre le confesó a Enrique:

- Esa parte está cerrada porque pasaban cosas “raras” ahí, y por lo que veo todavía siguen pasando, porque sé bien que esta puerta estaba cerrada con llave, además, había una cosa detrás de usted, por suerte no volteó a verla.

(Jorge Leal)


Para la evaluación, siguiendo la misma dinámica de resumir textos el cuento fue el siguiente:
UNA NOCHE DE LUNA LLENA


Como hacía mucho calor, un calor agobiante, estuvimos bañándonos en el arroyo hasta que bajó el sol. 
La luna llena salió cuando todavía estaba claro, y desparramó su luz tenue por todo el campo, y llenó de reflejos la superficie ondulante del arroyo.   
Sebastián, Pedro y yo, tomamos el sendero que va rumbo al caserío; delante de nosotros iban nuestros tres perros, que como siempre andaban molestando a las perdices que se ocultan entre los pastos, haciéndolas volar de pronto y correteándolas inútilmente, para enseguida volver con la lengua  afuera. 
Íbamos conversando, pero al pasar frente a la solitaria casa del viejo Fagundes hicimos silencio, porque aquel antisocial solía hacer correr a la gente que pasaba por allí de noche.    Cuando nos alejamos un poco intentamos retomar la conversación, mas la actitud de los perros llamó nuestra atención. 

- ¿Qué estarán rastreando? - preguntó Pedro. 
- No es rastro de perdiz - observó Sebastián. 
- Perdiz no es, no - afirmé -, apenas mueven la cola, y están como inseguros. 

Los tres rastreaban lo mismo, levantaban la cabeza y miraban hacia un bosquecillo que debíamos cruzar para llegar al camino. Más cerca de la arboleda se detuvieron, y olfateando el aire comenzaron a gruñir. Nosotros paramos también y nos miramos. Nunca habíamos visto aquella actitud en los perros; parecían temerle a algo que estaba allí, oculto entre las sombras y el follaje. 
En ese momento (lo conversamos después), ninguno sintió miedo, pues confiábamos que si lo que andaba allí se abalanzaba hacia nosotros, los perros nos iban a defender, porque la situación sería otra, además los tres andábamos con cuchillo (algo que es normal en la gente de campo).  Mas nuestra confianza no era tanta como para atravesar aquellas sombras sin saber lo que había allí. Por eso decidimos rodear la arboleda. Al ponernos en marcha, eché una última mirada, y entre unos troncos vi pasar una silueta alta que parecía la de un hombre, lo que no era humano era su cabeza, que al tener hocico largo parecía la de un perro, o la de un lobo. Vi que le brillaron los ojos al mirar hacia mí, se ocultó detrás de un tronco y después me espió. 

De ver una silueta normal el susto no hubiera sido tanto, pero al ver aquello un espantoso escalofrío trepó por mi espalda, y no sé cómo no grité. Sin poder hablar por el terror que experimentaba, seguí caminando mientras miraba sobre mi hombro.
Después, bajo las luces del caserío les conté a mis amigos lo que había visto. 
Temprano por la mañana, armados con escopetas, volvimos al lugar e investigamos la arboleda. Encontramos unas huellas que parecían ser de una persona descalza, pero la marca de los dedos era extraña. Hicimos que los perros las rastrearan, y tras olfatear un poco quedaron mirando hacia la casa del viejo Fagundes.

(Jorge Leal).


A continuación uno de los trabajos hechos en clase por parte del estudiante Jaime Andrés Fernández Zabaleta, quien elaboró la actividad en el tiempo y con los objetivos propuestos para ésta.


Aunque se observa en este trabajo algunos errores de redacción y ortografía, se evidencia en él, un interés por parte del estudiante por hacerlo de la mejor manera y no cabe duda que se debe trabajar más en la producción textual para mejorarlo.

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